Este es el segundo post de una serie de ellos en los que intentaré plasmar lo que para mi, hoy, pueden ser futuros cambios en la práctica de la abogacía a nivel gestión de despacho. Los post están escritos desde la percepción subjetiva de quién trabaja en un despacho en un pueblo alejado de la ciudad, de la capital de provincia y de la cabeza de partido judicial; pero quiero creer que no lejos de la realidad.

Hay un tipo de abogacía que necesita un despacho físico céntrico, que permita un posicionamiento en una zona determinada y que de “glamour” (no lo entiendan como algo despectivo). En una charla de gestión, el relator nos explicaba lo que era la decoración y ambiente “DIEZ MIL” porque daba igual el asunto que llevases al despacho, lo mínimo para el estudio del asunto y asesoramiento eran diez mil euros. Seguramente sea cierto.

Pero hay otro tipo de abogacía, creo yo que mayoritaria, en la que el gasto fijo de “suelo y posición” no concede la “percepción diez mil”. Para ellos está pensado este post.

Antes el despacho físico era necesario porque la necesidad de consulta y apoyo obligaba a acudir a los libros de consulta, expediente, zonas, el lugar físico en donde te puede encontrar tu cliente.

Hoy en día, la LOPD te obliga a destruir o entregar expedientes o puedes consérvalos escaneados, los libros de consulta y la jurisprudencia los puedes tener on line (ver post anterior); la consultas de los clientes pueden hacerse vía hang out, skype, facetime, etc y , en cualquier caso, puedes alquilar salas de reunión en tu ciudad lo más cerca del cliente y facilitar este contacto personal. Hasta existen hoteles que te ofrecen una “tarjeta de club” para tener una tarifa plana de uso de salas y descuentos en comidas de trabajo.

En mi caso, tengo un humilde despacho en el pueblo en donde vivo y me desplazo a las oficinas de las empresas que asesoro, vamos, lo que llevan haciendo la mayoría de los asesores fiscales para ver las contabilidades (al menos los que yo conozco).

El otro día leí un artículo sobre la geolocalización del abogado y la transversalidad de los conocimientos de los abogados del futuro. Conozco, porque estoy metido en ellos, proyectos de geolocalización vía google maps, en donde el cliente puede buscar el abogado por zona y especialidad que más le interese.

Hoy las webs de consultas low cost están a la orden del día. Ya he visto webs que han abierto mercado con consultas por videoconferencia, el futuro ya es el presente y los despachos físicos permanente pasarán a la historia. Los despachos serán, en un futuro, un call center deslocalizado de secretaría telefónica, un teléfono y un ordenador con videoconferencia ¿o eso ya es hoy?

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