MODERNIZACIÓN DEL LENGUAJE JURÍDICO. MAL DEL ABOGADO. GRAMÁTICA ESPAÑOLA.

Hoy he leído un tuit de @AlfilAbogados al que no le falta razón: “Preocupante en el mundo jurídico, donde todo está inventado: Cuando el inglés usurpa la riqueza léxica del español” al que le apostillé “Creo que debemos empezar a pensar que hay español más allá del océano y que adaptar la lengua a su uso es permitir que viva

Este tuit me ha inspirado el tema del post. Ese tuit y el hecho de que me haya descargado –legalmente- la Gramática de la Lengua Española para el iPad y repasar estas “tonterías de la gramática”.

Tengo constancia de la existencia de comités y grupos de trabajo que se esfuerzan en acercar el lenguaje jurídico a “las masas no jurídicas”. Incluso creo que llegué a leer un informe sobre este particular.

Yo escribo mal. Es una realidad. Me intento esforzar pero mi poso de gallego y mi “mal de abogado” impiden el desarrollo de una redacción coherente y fluida.

Mi mal de abogado es compartido con muchos compañeros, jueces y LEGISLADOR al emplear una farragosa redacción que, unida a una falta de respeto por la correcta puntuación, hace imposible una lectura correcta y sencilla de los textos jurídicos.

El lenguaje jurídico, al igual que el lenguaje de cualquier ciencia, es técnico. Esas cosas no se pueden o no se deberían cambiar. Sin embargo, podemos redactar de un modo sencillo recordando que SUJETO+VERBO+PREDICADO es una apuesta a caballo ganador para la redacción de cualquier escrito jurídico. Podemos redactar puntuando el texto correctamente y podemos utilizar los puntos –aparte y seguidos- para facilitar la lectura y permitir la reflexión de lo leído en un párrafo.

Muchos recuerdan con añoranza los buenos redactores de normas que existían hace más de un siglo y cuya redacción se utiliza hoy en día. Muchos recuerdan a la familia de los redactores de normas actuales cuando tratan de entender y aplicar lo que dice una norma. Este es un artículo de un Anexo relativo a los conceptos fundamentales de una norma jurídica de cierto uso:

“3.5. Obra mayor.

Se incluyen en todo caso en esta categoría las obras de construcción y edificación de técnica compleja y cierta entidad constructiva y económica que suponga alteración de volumen, del uso objetivo de las instalaciones y servicios de uso común o del número de viviendas y locales, o del número de plazas alojativas turísticas o afecte al diseño exterior, a la cimentación, a la estructura o las condiciones de habitabilidad o seguridad de las construcciones, los edificios y las instalaciones de todas clases.

Se incluyen también en esta categoría, por extensión y a los efectos del régimen de intervención administrativa mediante licencia urbanística, las parcelaciones urbanísticas, los cierres de muro de fábrica de cualquier clase, las intervenciones en edificios catalogados por el planeamiento, los grandes movimientos de tierras y la tala masiva de arbolado.”

¿Qué interpretáis en este sencillo concepto jurídico aclaratorio?

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4 comentarios sobre “MODERNIZACIÓN DEL LENGUAJE JURÍDICO. MAL DEL ABOGADO. GRAMÁTICA ESPAÑOLA.

  1. Pues estoy plenamente de acuerdo contigo. El lenguaje es nuestro instrumento, vivimos de él. Recuerdo que cuando uno de mis hijos era pequeño y me discutía, solía decirle que tenía la batalla perdida porque los abogados vivimos de eso, de discutir. Por eso hay que cuidarlo y evitar a esos pedantes que creen que porque utilizan diez palabrejas en inglés son más que el resto; sobre todo porque a veces, no saben ni qué están diciendo.
    Desde luego, el legislador ha caído en picado y ahora escribe como los niños de la ESO. ¿Tendrá algo que ver?
    Enhorabuena por la entrada. Un cordial saludo

    1. Hola, gracias.

      La palabrejas en inglés suelen venir por la implantación del Derecho mercantil anglosajón. Cosas de la globalización.

      Sobre el legislador creo que «habla» tanto que se confunde en lo que dice. El legislado redacta normas sin sentido jurídico o gramatical. En fin, lamentable en según que ocasiones.

  2. Generalmente el mal del abogado es intentar decir todo confusamente en una sola frase lo que podría claramente decirse en dos, así como cierta tendencia a utilizar el gerundio cada vez que se puede, jejejej.
    Sin que sirva de precedente Luis, he de coincidir contigo en que si quien redacta la norma, ya lo hace de forma confusa y a veces hasta interpretable… mal vamos.

    1. Me alegro leerte por la red.

      El mal del abogado es lo peor que existe. Sabes que los gallegos tenemos un problema añadido por el idioma cooficial que, a veces, nos juega malas pasadas.

      Además hay ciertos compañeros que fomentan la demanda «al peso» y eso no ayuda a la brevedad.

      Un abrazo.

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