El peligro de los telepredicadores.
El post de hoy no va a ser el habitual corta y pega. Espero que los miles del fans del blog no se cabreen en masa y vayan a otros blogs de corta y pega. Hoy voy a hablar del peligro de los telepredicadores a la hora de que ciertos clientes influenciables tomen decisiones.
Debo aclarar que estoy en el turno de oficio en derecho civil desde hace muchos años. Es en el único que entré y me mantengo.
En este ámbito he visto un poco de todo. Sobre todo en la época de tantos cambios con las primeras sentencias de TJUE y el tema de cláusulas abusivas y derecho hipotecario.
Pues bien, el peligro de los telepredicadores viene por la actitud que adoptan algunos cliente creyendo en la bondad infinita de las informaciones parciales de la televisión. Clientes que les hacen creer que la nulidad de las cláusulas abusivas implica que no iban (van) a pagar un duro del dinero que recibieron o que tienen una posición de fuerza en una negociación porque su habilidoso abogado ha conseguido que lleven varios (más de 5) años sin pagar un euro utilizando su inmueble con total normalidad.
He visto como, al amparo de: “escuché en la radio que eso se podía hacer”, pretenden poner en jaque a un acreedor dispuesto a perdonar deudas de muchos miles de euros, intereses y costas por recibir un inmueble en buenas condiciones, con la peregrina argumentación quiero pagar pero no me dan la oportunidad de tener una renta de supervivencia.
He visto como, al amparo de: “ví en la tele que le habían parado un desahucio y que tuvieron que dejarles vivir allí” no quieren cerrar acuerdos muy beneficiosos porque no le han contado el final de la historia que suele acabar con una comisión judicial, la policía y un LAJ echando a la gente del inmueble sin casa, sin dinero y con las mismas deudas.
No hagan caso a los telepredicadores. Si la vida/justicia les da una nueva oportunidad en la vida aprovéchenla. Nadie está libre de que en un momento de su vida le vaya mal la salud, los negocios o su vida personal. Todos podemos estar/entrar en una crisis pero si les hacen caso a los telepredicadores no habrá una nueva oportunidad.
La liberalización de la publicidad fue en su día un campo de debate entre los abogados. En tanto que profesión ética, la abogacía debe regular, poner límites y controlar su muy «específica» publicidad y someterla a límites deontológicos.
Sin embargo con la excusa de que la abogacía, según el Estatuto General de Abogacía, «se ejerce en régimen de libre y leal competencia» se viene permitiendo que ciertos despachos puedan utilizar todo tipo de publicidad para captar clientela. Y ello con la más absoluta pasividad, inhibición y/o condescendencia de los Colegios de Abogados, las autoridades de Competencia y las encargadas de la Defensa de Consumidores.
Todo lo anterior, que se quiere justificar como algo normal en un «mercado» concurrencial (¡qué expresiones más impropias cuando se trata de Justicia!), viene provocando situaciones bochornosas. Que la mentira interesada (pues no otra cosa es lo que se pregona y vende sin matices como verdad absoluta para hacer negocio) campe por sus respetos por los medios (radios, tv, carteles, periódicos e internet). Y que los abogados de a pie pasemos más tiempo desmintiendo y desmontando estos infundios, frente a clientes crédulos (ante la mentira «santificada» por la publicidad) y desconfiados (ante quién la desmiente y rebate), que defendiendo.
Un gran problema, si, el de los telepredicadores del Derecho. Pero, un gran problema también, el de quienes solo oyen y escuchan lo que les interesa porque ese es el primer paso para equivocarse o ser engañados.