Soy el típico abogado que lee, relee; cambia y vuelve a cambiar sus escritos. Soy el tipo de abogado que para enviar una carta, un mail o un mensaje lo piensa dos veces.

Además de esta manía me gustan este tipo de temas y, en mis ratos libres, leo artículos, estudios y opiniones sobre la comunicación escrita.

¡Pues hoy he metido la pata hasta el fondo!

La dinámica de multifunción, velocidad, interés por agradar y contestar de modo inmediato me ha jugado una mala pasada.

Todo el mundo recomienda, acertadamente, que, antes de responder un mail, lo leas dos veces, lo asimiles y lo contestes sentado en el despacho de modo pausado y reflexivo. ¿qué hice yo? Pues todo lo contrario.

Hoy me enviaron un mail con un estudio que había pedido como favor. El amigo al que se lo pedí, se interesó (y molestó) en solicitarlo y una tercera persona me lo envía.

Primer error: Las prisas e incumplir todas las normas lógicas y que da la experiencia para contestar un mail.

Segundo y más grave error: confundí a este amable compañero que me envía el informe con un seguidor de twitter, al compartir apellido.

A partir de ahí vino la debacle: Mi contestación del primer mail fue cercana y del estilo de contestar a un amigo que te conoce. ¡Desastre!

Además, después de una lectura rápida del informe le hice una nota para actualizar una parte del mismo.

Creo que la velocidad de respuesta la tomó -o eso percibí en su respuesta- como un comentario inapropiado (después de leer dos veces el mail que envié me lo hubiera tomado igual).

Tercer error: querer arreglar los anteriores errores con otro mail confuso y errático.

Un rato más tarde, después de darle vueltas a mi cabeza, me pongo a leer el mail que le envié con las respuestas y me siento fatal ¡Qué metedura de pata! Pues, con las prisas, se me ocurrió la feliz idea de enviarle otro mail con el fin de puntualizar y aclarar mi anterior mail ¡Nuevo error!

Ya enviados todos los mails, los releo y no tienen orden, estructura ni sentido.

Además con la rapidez y el intento de arreglar el malentendido rápido (el corrector del Iphone no ayudo en nada) he cometido más faltas de ortografía que en toda mi vida académica.

Después de hoy, si este compañero me considera un profesional apto será un milagro porque la impresión que debe tener es ¿Quién es el cazurro éste? Y, sabéis que, tiene toda la razón.

La moraleja: antes de contestar un mail aunque sea de un amigo debemos sentarnos, reflexionar lo que vamos a comunicar, estructurarlo de modo claro y sencillo y leerlo antes de hacer click en el botón de enviar. Nunca se sabe a quién se le va a contestar.

4 comentarios sobre “ERRORES DE COMUNICACIÓN.

  1. Totalmente de acuerdo con el post Luis! Para eso soy algo maniática… lo reconozco! Un saludo y espero que pudieras minimizar los daños! 😉

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